24 de Marzo -1977 (I)

-Ricardo… Ricardo-, susurra a mi oído María.
En estos últimos días he tenido que ser mas cuidadoso, por lo que no he podido dormir tranquilo. Me despierto cada vez que escucho un coche frenar, o al perro de la señora del lado que le ladra a todo lo que se mueve. Pero he sido cuidadoso, no he vuelto a hablar. No desde que a Hernán se lo llevaron. Pasamos días frente a la comisaría junto a su esposa. No para de llorar. Y nada. No dicen nada. Mejor me callo yo también.
-Ricardo…- vuelve a decir María. -¿Qué pasa María?, ¿no ves que estoy Durmiendo?-. -Ricardo, están golpeando la puerta-. Y de un solo salto estoy en pie. Escucho los golpes en la puerta, pero son bastantes suaves. No, si vinieran por mi lo que menos harían seria golpear la puerta. -¿Que pasa Ricardo?-. Me pregunta María. –Nada- le respondo, -no pasa nada-.
Que mala noche que pase. Como todos estos días. No hago mas que esperar el momento. Hoy no voy a la escuela, no puedo. Igual ¿que voy a enseñar?. Me levanto a eso de las 8am. Otra noche mas. Tantas cosas que se escuchan por la calle. Ahora no puedo caminar tranquilo. Cuando voy hacia la escuela no dejo de mirar hacia atrás, y cuando doblo las esquinas me detengo por momentos a observar que hay mas adelante. No hoy no, hoy no voy a la escuela.
Luego de que María se fue a su laburo. Me quede solo. Enciendo la radio y nada, no hay nada. Ya nadie dice nada. Solo un año ha pasado, y ya nos tienen callados. Varios compañeros profesores no volvieron a la escuela, por miedo. Subo a la terraza para fumarme un cigarrillo. Desde que María me confesó su profunda repulsión a mi vicio, decidí hacerlo en la terraza. No se que haría sin ella. Se levanta muy temprano y deja el almuerzo hecho todos los días, todos. Luego sale a su laburo y regresa en las tardes sin un asomo de cansancio. No me imagino lo molesta que se sentiría si supiera en las que ando... quien lo iba a creer. Nadie creo, nadie. Termino mi cigarrillo y en el cielo se ve un helicóptero a lo lejos. Pasan muy seguido. Son los del ejercito. Pero ¿que hacen? ¿Creen que nos vamos a escapar volando o que?-.
Uy lentejas. Que buena María! Que grande!. No se porque a nadie le gustan. María siempre cocina lentejas cuando sabe que algo me preocupa, claro, con el episodio de esta mañana. Pero a quien se le ocurre salir a las dos de la mañana y dejar las llaves dentro. Este Ernesto vive en otro mundo.
Intente dormir una siesta, pero nada. Tampoco me da tregua la tarde. No se que hacer. Le quiero decir a María que nos vayamos de acá, al campo. Lejos. Pero no, se que ella no lo quiere, con todo lo que pasa ahora, no se quiere separar de sus padres. Y yo tampoco la puedo obligar.
Nada que llega, ¿donde estará? Si sale del laburo a las 4 y es media hora de recorrido... ¿que pasa?. ¿Donde esta? ¿Porque se demora tanto?. Iría donde sus padres?. No, ella los visita una vez entre semana y ayer fue. Que pasa?
-¿Donde estabas? ¿Porque tardaste tanto?-
-Para, para. Si no me demore nada, pare en el súper a comprar unas cosas. ¿Que te pasa? Estas muy raro últimamente ¿eh?- me dice y a la vez sonríe. –Nada, no me pasa nada-. Respondí apenado. – es solo que con todo esto-, a lo que ella me interrumpe –si, si con todo lo que esta pasando, si, si me lo has dicho miles de veces. ¿En serio te tiene tan mal todo esto?-.
Luego de escuchar un poco radio y de ver el atardecer los dos, como siempre charlando, nos sentamos a comer. Entre tanto la comencé a mirar. No lo puedo creer, no se como hice para encontrarla. Es increíble, todo lo que hace. Ella me mira y me dice –¿que?-. –nada, nada- le respondo y sonríe en complicidad, porque lo sabe, sabe lo que estaba pensando. –Si, soy increíble- dice con una gran sonrisa.
Ricardo- me dice mientras nos acostamos.- he estado pensando y.. y bueno se que todo esto que ha pasado y pues, Hernán, bueno yo se que no estas bien. Creeme yo lo siento. Cuando hablamos, cuando salimos. Bueno las pocas veces que lo hacemos porque ahora no queres salir ni a la esquina.. bueno a lo que voy es a que, no se, vos siempre me has hablado de cómo te gusta el campo y todo eso. Y pues no se, pensaba que si vos queres, y si vas a estar mejor en el campo. ¿Porque no nos vamos?-. La mire con los ojos mas abiertos que nunca. -María ¿me esta cargando?, sos cruel ¿lo sabias?-. – No, Ricardo, es en serio. Vámonos. Yo se que lo decis por mi padres pero ya esta, ellos pueden vivir sin mi, aun están jóvenes, y además nos pueden ir a visitar cuando quieran-.
Hace mucho tiempo no sentía la tranquilidad que siento hoy para irme a dormir.
Es la madrugada y escucho un fuerte golpe. Es la puerta. María comienza a gritar. Cuando logro reaccionar, solo puedo decir, -llegaron, llegaron por mi-.


Buenos Aires, Argentina.

No hay comentarios: